Entre los factores que contribuyeron a consolidar la candidatura de Lanzarote como Reserva de Biosfera conviene destacar la presencia de espacios naturales de gran interés, incluyendo un Parque Nacional, la existencia de un alto nivel de cultura medioambiental en la población insular, la presencia de un extenso catálogo de obra singular adaptada al medio, la conservación de un modelo de intervención territorial agrícola que representa uno de los patrimonios más singulares y bellos que puedan encontrarse  y la aprobación en 1991 de un Plan Insular de Ordenación que adoptó una visión integrada y unitaria de la Isla.

El Plan Insular (actualmente en revisión) junto a la Red Natura 2000 y los planes de ordenación sectoriales y muncipales ordenan el conjunto de la Reserva de Biosfera de Lanzarote.